viernes, 22 de julio de 2011

POEMA DE DAMIAN PATON FERNANDEZ

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                                        LETANIA











           Como en los viejos puertos de Bahía

Un día, (que yo sepa y que no sirva de precedente);

Vi el destino en manos de mi viejo padre.

No es filosófico decir esto,

Pero es verdad...

(Acaso la verdad que fundamenta el humo alado en los roncos labios de los duros marineros que en cierto  día descubrieron Tierra Firme).

No existe el romanticismo y mi padre es como la casaca escarlata de Oscar Wilde.

Un día me dijo su exacta verdad filosófica:

LOS MEJORES NO SIEMPRE GANAN A LA RULETA RUSA.

NADIE GANA O TIRUNFA POR SI MISMO. POR SER GENIAL O BRILLANTE, SINO POR QUE TIENE LAS CARTAS A SU FAVOR...



Como esas mujeres buenas que esperan a los agujereados barcos en el puerto, en busca de un marinero firme como un atolón.

Así era el Sol que mi padre vio irse un día en la Bahía.

Soñando querubines gordos en los malecones de la Habana.

Pues cuando un hombre se siente calcinado y no sabe contar hasta tres y ve que el Sol se ha zambullido en la espuma de la noche y le despiden con pañuelos perfumados, como si...fuera la última vez, es que te has muerto y lo has sabido una vez estas en la tumba.

La vida es una verdad filosóficamente inevitable y...

Lo que cuenta no es la vida, sino tú vida; la vida que te llena.

Pero tener un padre anciano como el día y que fuma largas horas de aire viejo y sueña con pañuelos que le despedirán,

Quiere decir que el hombre que te ha engendrado

Parte en pos de su odisea particular.

Todo hombre y toda mujer jamás sueñan con morir

Sino con la muerte que se parezca a la vida.

Y que su muerte no sea el gesto inútil de una vida coronada de muertes invisibles y sentimientos propios, que nunca confesaremos...

Ay, pero en los antiguos cafés de la barrechina, el caldo de gallina, la petaca y el puro de aroma natural,

Vendrá un día, (como todos los días, cuando uno no sabe sentir el calendario sino al revés), que la cuenta atrás, comienza,

Cuando comenzamos.

Como mi padre a quién un día el Sol,

Le invitó a la sombra

Una larga noche que amaneció

Cuando cerró los ojos.


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