viernes, 9 de diciembre de 2011

Un cuento de Damián Patón Fernández

Cuento de Damián Patón Fernández. Registrado en la propiedad intelectual. reservado todos los derechos@


                              CARTA AL ÁNGEL DE LA GUARDA

                              



Querido Ángel de la Guarda, te escribo para decirte, que no necesito que me guardes más. Hoy he crecido un poco mas, en esta cama que limita mi mundo y mi horizonte. Ya ves, querido Ángel de la Guarda, hoy he cumplido, diez años. Diez años inmóvil de pies a cabeza, en mi cama…He crecido aquí, desde que mamà, se mató aquel fatídico día, en el accidente de tráfico... Está en el cielo…Yo sobreviví, pero me he quedado pentaplejica… Oye, Ángel mío de la guarda ¿por qué no puedo andar y correr como los demás niños? Juegan al escondite, persiguiéndose. Saltando a la comba.  Estoy cansada de ti, Ángel de la guarda. No te quiero. Y ni siquiera a estos señores y señoras de blanco, de los que dependo, y me hablan como si fuera un perro o un pobre animalito, siempre me tratan, con…distancia. Ellos se van, al caer la noche y vuelven, otros señores y señoras. Lo mismo de siempre. Ya sabes, Ángel mío de la guarda, que desde que tenía un año, no tengo mamà. Mi padre viene de cuatro a ocho y de tanto en tanto, vienen mis tíos y otros familiares. Cuando ellos se van, me quedo con esta gente desconocida. ¿Me merezco esto? ¿De quién es la culpa? Me gustaría ir al colegio con los otros niños y pintar con mis manos: caballos, torres, iglesias y bicicletas... Sueño, que mis piernas crecen: firmes, fuertes y musculosas y me lanzo a la carrera. Corro y corro, atravesando bosques, nubes y ciudades. Pero esto no es nada romántico. Al darme cuenta, sigo aquí: en la jaula, en la prisión que es mi cama y mi mente. Un día, lograré saltar a la comba, con mi papá y los demás niños. Mi papá, suele decirme, que si estuviera en los Estados Unidos, yo podría andar ya. Me habrían transplantado la médula. La verdad es que yo solo puedo; oler, ver y hablar. Respiro, gracias a un aparato y según mi papá, que me ha llevado de paseo, con el aparato y en sillas de ruedas, quizás un día, duerma en casa con él… Cuando sea mayor, me gustaría ir al baile. Conocer gente y tener novios, como todas las niñas de mi edad. Al irse papá y los tíos, me quedó sola, aquí, con los desconocidos de bata blanca. No sé, lo que es la tristeza, pero me siento muy, muy triste. He crecido sin mamà. Sin ella, que está en el cielo. He oído, que las personas mayores, que están más o menos, cómo yo; sin movilidad en brazos y piernas… no soportan el infierno de su mente…apresados en un cuerpo…muerto. Palabras textuales de ellos. Mi mayor ilusión es saltar, correr y pintar. Hasta bailar. ¿Es tan difícil?

¿Qué es la eutanasia? Ángel de la guarda. Papá, dice que gracias a la ciencia, puedo vivir. Yo, la verdad, quisiera ser como los demás niños de mi edad. ¿Qué es un amigo? Mis familiares que visten de blanco y los llaman doctores y se hacen respetar y algunos, me miran como un trozo de carne, saben lo que es un amigo, incluso de conveniencia.

¿Qué es un inválido?  Yo soy pentaplejica. Y también “soy una persona”. No puedo moverme. Tengo vida cerebral. Actividad cerebral... Hablo, veo, respiro y tengo olfato... ¿Tengo que morir? ¿No sé si siento dolor psíquico? O eso me pregunta papá. Un señor, que más o menos estaba como yo, pidió la muerte. Llevaba veinticinco años, en una cama. Ángel mío, dame piernas y manos, para poder moverme y asearme por mis propios medios. Quiero hacer mis necesidades, sin ayuda de nadie y no pedir a los enfermeros, que me rasquen el cogote, cuando me pica. Papá, no puede evitar a veces llorar y se pregunta-, no me lo dice, pero yo veo de otra manera-, que será de mi, cuando él no esté o yo tenga otra mamà. No sé si soy un estorbo para papá. Él dice que la compasión no vale para nada. Me gustaría conocer y experimentar la alegría. Ser libre en la elección de mi vida y de mi muerte, sin la disposición del estado, la justicia y la ciencia. Digo lo que papá me cuenta. Ángel mío, dame la felicidad y el amor, para que pueda andar y correr y nadar en la playa. Yo quiero ser como tú. ¿No es cierto que las personas andan y corren y cuando están de mal humor dan paseos y si no quieren volver a casa, huyen con la fuerza de sus pies y manos? Yo no puedo hacer eso. Incluso, cuando lloro, he de pedir permiso para que me sequen las lágrimas. Si estoy enfadada, pues no puedo salir de mi cuerpo… Me quedo en mi mente. Estoy dentro de mí (a solas con mi mente). Y tengo que arreglármelas. Quisiera salir de aquí y no pedir permiso, ni para ir al lavabo. ¿Cómo lo haré, para vivir sin dolor y sin esta tristeza…? La mariposa en la escafandra. El pájaro vivo, pero sin alas…Te quiero ángel mío de la guarda. Dame la libertad. La fiesta es poder correr, andar y jugar con los niños, ángel mío…

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