domingo, 15 de febrero de 2015

INTERACCIONES NEGATIVAS


Artículo de Mikel Goldstain. Reservado todos los derechos. Febrero de 2015.

Barcelona.
 
 
Las interacciones negativas-como las positivas-, son aquellas que asociamos  a nuestro esqueleto psicológico, ya como un hábito malsano o sano, por decirlo de una manera llana y sin soltar rollos raros. Escribo sobre esto, porque hemos olvidado, muchas cosas de nosotros mismos. Estamos en una pendiente peligrosa. En realidad soy pesimista-siempre he pensado que los pesimistas ocultan grandes optimistas, desencantados a  fuerza de desilusiones-.Hace unos días, mi hermano pequeño, que está sin empleo como yo, me comunicó, muy animado, que había encontrado empleo. Me alegré. Lo que me llamó la atención, es que lo contaba, como si le regalaran algo o le hubiera tocado alguna suerte de pequeña lotería. Y es normal,  su actitud. Lleva tres años sin trabajo.  Cuando vas a una entrevista de trabajo- hace ya tanto que no voy-, es importante no mostrarse desesperado.. Pregunté a mi hermano, como había encontrado el trabajo. Como siempre, me dijo. Es decir, nada de Infojob. Sino, tirando de coche, recorriéndose sórdidos polígonos industriales y dejando curriculum. La empresa en cuestión es inglesa. Le llamarón por teléfono,  requiriéndole toda la documentación, para contratarlo en red. Hasta ahí, todo bien, pero pasmasen ustedes-como diría el docto Unamuno, allá en el limbo-, tras dar todos los datos por teléfono, además de ser informado, que era una suplencia y que debía incorporarse a su puesto de trabajo a las cinco y treinta de la mañana, para cargar y descargar y más tarde firmar el contrato, no se le ocurrió preguntar cuanto le pagaban. Y eso es básico. Incluso cuando vas a una empresa de trabajo temporal-, esos explotadores que viven de la empresa privada , el gobierno y las subvenciones para parados, contratándote dos días, para rellenar el sueldo con el subsidio de parado, te dicen la mierda que te van a pagar en empleos de mierda, donde eres tratado peor que una mierda. No solo eso, hasta los inmigrantes que huyen desesperados de su país de origen saben la mierda que les van a pagar, para siquiera comprarse, un trozo de pan. Entiendo la reacción de mi hermano y su ofuscación, pero uno no puede olvidar que tener un trabajo es un derecho básico, que el estado te pide que pagues los  impuestos para que todos tengamos buenos servicios, calefacción, sanidad pública de calidad, etcétera. Te lo pidén todo, pero nada te dan. Estas sin empleo, ninguneado, humillado y sin embargo tienes que seguir contribuyendo al sistema. Cuando le dije a mi hermano, algo irritado, que uno debe ir a currar  sabiendo lo que gana, que no le regalamos nada a nadie, ni nadie nos lo regala; que vamos a trabajar poniendo nuestra experiencia y esfuerzo y que si no les gustas, te echan de un a patada en el culo, sin importarles que  seas padre de familia, persona sola que paga hipoteca, se enfadó.  No podemos renunciar a nuestros más básicos derechos, así de claro. Ni los parados ni los trabajadores en activo, hacen suyo el problema. Aquí solo impera la ley “del consumismo, de los fines de semana, de los básico, de los coches, del futbol y restaurantes”. Hace unas semanas, en una reunión con colegas, hablando de mi situación-por otro lado normal-, una persona con muy buena intención me dijo, que yo debería, “saber venderme”. Sí, eso está muy bien. Que si me ofrecen un sueldo de setecientos euros por más de ocho horas, decir que me comprometo a vender más libros en la librería, etcétera. Lo dijo con muy buena intención, pero evidentemente está muy lejos de saber que es la situación del paro. Estar parado es algo más que aceptar cualquier empleo digno, que algunos empresarios-no todos-, dan como basura, como mierda. En la que te pagan menos que mierda  y nunca sales de tú situación. Hoy día los empleos son cualquier cosa, menos un proyecto de futuro, de vida, de ahorro. Un proyecto para formar una familia o crecer en la empresa, en cualquier empresa. Los empleos son un subproducto y el obrero un traidor de sí mismo.  Podría extenderme más, hablando de  la soledad de los desempleados, pero hasta que los trabajadores no asuman que los parados son obreros como ellos, esto seguirá así, por los tiempos de los tiempos. En cuanto a mí, me he cansado de sufrir acosos laborales, mal ambiente en los empleos, explotación insufrible. Sueldos negativos y miserables. Como dije, aquel buen colega de todo corazón: Estas desencantado.

 


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