Autor: Damián Patón
Fernández/ Editorial: LARMBOOKS/
Páginas:213/ 17 Euros.-Ebook: 3 euros, por Amazon. Com
Esta historia
comienza con un suicidio. Albert Iniesta lo había conseguido todo a los
cuarenta y cinco años.Y cuarenta y cinco años de edad es una edad relativamente
joven como para que un hombre comience a
ser. De hecho, Albert Iniesta era un triunfador compulsivo, si es que se
puede afirmar con contundencia que la obtención de éxitos materiales, es un triunfador… materialmente hablando, claro. Habiendo alcanzado la cúspide de su
carrera, viviendo a cuerpo de rey y siendo él quien dirigía la Gran
Multinacional, simplemente aquella turbia y sombría mañana del 21 de noviembre
de 2007, descolgó el teléfono:
―Soy Albert.Todo ha acabado.
Al otro lado del teléfono, Joan Velevert, el asesor «de
toda la vida», así como un confidente nato, y una especie de gurú y de
psicólogo, un poco aturdido por esa llamada directa a su despacho, a las 12
horas de la mañana, preguntó, con voz de sorpresa quebrada:
― ¿Qué ocurre? ¿Algún problema de última hora, Albert?
―Se acabó, Joan.,e acabó.Me ha tocado la ruleta rusa. Me vendieron los espejos
trucados. Adiós.
Cuando colgó el teléfono, Albert Iniesta no tardó
demasiado en jugar a la ruleta rusa. De hecho, en los últimos cuarenta y cinco
años no hizo más que jugar a la ruleta
rusa y ser un adicto coleccionista compulsivo de revólveres antiguos de
tambor.Era un obseso de las armas, que no
sabía utilizar. Sencillamente le fascinaba el poder de las armas, aquel instrumento, al libre albedrío de la
voluntad de las personas. Un simple clic y todo se acabó. Tomó del armario,
con estanterías de cristal, un revólver Smikeng-Wilson, 1890.Su difunto
propietario también había jugado a la ruleta rusa. Temblaba. Cargó el tambor
con balas certeras. Se sentó y pensó:
«Los espejos
trucados. ¿Tiene sentido la vida, sin secretos.Sino puedes luchar.Sino vives en
un estado de guerra? ¿Qué sentido tiene la vida, si es imposible luchar?»
Apuntó el cañón del revólver bajo mandíbula y disparó.
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